El museo del terror

Para Camila, con cariño...

<< Empieza a descubrir mi mundo >>
<< El color preferido para mis historia es el rojo; EL ROJO DE SANGRE >>

Un museo siempre tiene la atracciones necesarias para encantar e impactar. También las tiene para asustar, causar misterio y por sobre todo dejar cabos sueltos...
Fui con mis dos amigos.
La idea de ir un día viernes y en la mañana no era en lo absoluto mala, sino todo lo contrario.
Teníamos todo el museo a nuestra merced. Un jardín central, acompañado de una pileta y un segundo piso hecho de madera.
Al comienzo de las escaleras, que conducían al segundo piso, un cartón con una figura de un guardia con una mirada sería y espeluznante. Ese guardia daba el inicio a la visita y seguramente daba el término.
El piso crujía por cada paso que se realizaba, las paredes tenían un tono grisáceo y como en todo museo habían cubos de vidrio con figuras importantes, históricas.
No había cuidadores, no había nadie en el piso.
La sala tenía dos puertas de salida, era angosta y larga. A nuestro parecer aludiendo a nuestro país.
Nos llamó la atención un cartón, tal cual como el del guardia pero esta vez con la figura de una mujer de vestido largo negro; con cara pálida y misteriosa.
Chanceando, los tres nos sacamos fotos con ella. Justamente, arriba un adehesivo prohibía el uso de cámaras digitales.
El flash repercutió en toda la gran y angosta sala, junto con eso se escucharon el cierre de las dos puertas con un crujido genial y al unísono.
Corazón acelerado. Pulso rápido. Miedo subiendo. Luz bajando y misterio empezando.
Las cabezas de metales de los históricos personajes se empezaron a mover, Lo bizarro de todo es que esos mismos históricos para nosotros eran desconocidos, siendo que nosotros somos unos estudiosos de la historia. Salía la cabeza de ellos y su nombre debajo. Salían con la misma cara de canguelo que todas las demás figuras. El ruido aumentó, fue un complemento el hecho de que dos cuadros se cayeron al mismo tiempo.
No sé por qué tenía el presentimiento de que la tarde se mancharía de rojo.
Como si el destino, o simplemente el causante de todo el macabro hecho me escuchara, un cubo de vidrio explotó. Estaba al lado de mi amiga. Como un perfecto rompecabezas cada vidrio se incrustó en su piel. Cada pinchazo en su cuerpo continuaba con sangre. Sangre a chorros, litros. Fueron piernas, estomago, pechos manchados de tal rojo. Uno de todos los que se aproximaban dio en el rostro de ella y fue tanto lo que se incrustó que murió instantáneamente. La sangre se formaba en lineas por el dibujo del piso de madera. Cayó con vuelo al piso y como si fuera exposición real de cuerpos, quedó ahí tendida en una posición artística, fríamente calculada.
Quedamos sólo dos personas: mi amigo y yo. Ambos tratamos de buscar la salida. Él en la primera puerta, yo en la segunda. La luz era invisible, por lo tanto, reinaba la oscuridad.
Hubo continuos movimientos de cuadros y del lugar en sí. Voces, voces, voces, voces, voces y más voces me arrastraban.
La propia sangre de mi amiga sentía que me perseguía, pregunté a mi amigo cómo estaba y sólo fue un eco en el lugar. Ya no sabía si estaba solo o acompañado. Acompañado quizá del mismo diablo.
Diablo fue la palabra clave para perder el conocimiento, seguramente esta era mi muerte.

...

Desperté en el mismo sitio, de día y esta vez con ambas puertas abiertas. Entraban rayos de sol al lugar, pese a eso seguía la cierta lobreguez.
Sentía pasos, no muchos pero sí los había. Sin duda por fin había llegado ayuda, era mi salvación.
Estaban ahí los podía ver, les grité. Nada. Grité más fuerte. Nada. Aún más fuerte. NADA. Estaban cerca de mí, lo único que hacían eran sacarse fotos, al parecer yo no existía.
De un momento a otro se encontraban al lado mio y se sacaron fotos conmigo, no lo comprendía. Sentía risas, burlas. Fotos, más fotos.
Amplié mi vista y estaba mi amigo convertido en cartón con su perfecta forma pero tenebrosa. Al lado de él estaba mi amiga, con la misma forma que había muerto pero con sangre seca, sin duda era de muestra al público. Convertida en una obra de arte, tal como lo pensé. Cerca de ella había un espejo y ahí estaba mi reflejo. Me encontraba yo.
Empecé a pensar en todas las cabezas metálicas que habían, y me pregunte CÓMO HABÍAN LLEGADO AHÍ, la respuesta me la dí solo.
También pensé el destino de los que me fotografiaban, su destino estaba escrito...
Ahora comprendía que era parte de la vitrina de "El museo del terror" y que, a mis amigos y a mi nos convirtieron en un tenebroso y simple cartón de muestra artística.


Proximamente: "Eclipse"

Comentarios

  1. cariñooo gracias por las palabras que pusiste en mi blog es super tierno de tu parte enserio, no te preocupes esta todo bien :),mm.. solo queria decirte que como siempre me sorprendes con tus historias que son magnificaaaas :D, me gusta la nueva apariencia de tu blog y lo que más me encanto fue lo que sale al lado derecho,espero verte pronto porque te extraño mucho u.u, te quiero mi tololo del caos favorito <3

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  2. pd: se me olvidaba decirte que tenias razon el libro era genial y el final era lo más sorprendente :p

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  3. juanjiiiilloooooooo!!!
    me fascino tu historia, es que simplemente la ame en serio enserio, esta requetebuena y no se, tiene partes memorables :)
    bueno, con toda la verguenza posible debo admitir que solo he leído 3 de todas las historias que has escrito enteras pero sin duda esta es la mejor que has hecho...
    perdon por la demora, pero es que no me habia podido meter a tu blog, ahora solo te falta esperar mi respuesta a tu historia, o algo dedicado a ti :)
    te quiiiiero!!

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