La noche de los payasos vivientes

Cuarta parte

Seis
(Mi número preferido)

PAYASOS DIVERTIDOS, traviesos, juguetones. Así pensarían ellos sobre sus propias características; por contrariedad Kat y Rane pensarían en maldad, violencia, miedo. Mucho miedo.
Estaban atados, espalda con espalda, de manos y pies, en tanto, una cinta cruzaba desde su oreja izquierda a la derecha. Ambos sin salida.
No está pasando, tengo miedo, tía, mi amor, payasos, estoy loca, estoy loca, jajajaja, estoy loca.
Kat no encontraba rumbo a sus ojos, que divagaba de un lado a otro.
Payasos vivientes, payasos vivientes, payasos respiran, payasos hablan, payasos miedo, payasos malos, payasos...
Rane se encontraba con los ojos bien cerrados. Una palabra exacta se reiteraba en su mente, giraba al rededor de su consciente como cuando mamá le entregaba la leche revuelta y veía cómo se formaba el divertido remolino. Rane abrió los ojos. Éste empezaba a sentir un dolor de estomago, que luego lo llevó a sentir un dolor en sus testículos. Pasó a ser fuertes puntadas en su pene, al mismo tiempo, sentir, de a poco, que sus muslos se quemaban de un fuerte liquido y, a su vez, su ropa se manchaba de una fuerte orina, con un fétido olor.
Payasos malos.
Los payasos no rieron con ese olor. Se enojaron.
- Chico malo -con voz, extremadamente, aguda dijo uno -.
- Los niños no se mean.
¿Juguemos en el parque?
La última pregunta caló hondo en los primos. Sintieron un fuerte sonido. PUM. El mundo se apagó para ellos.

Siete

DESPERTARON. No estaban atados sino todo lo contrario: libres en el parque.
¿Parque?
- Sí, parque de diversiones...jajajajaja -Dijo el payaso con voz aguda y risa diabólica -.
Oh, no. Oh, no...
Se encontraban en un parque de diversiones, con los tres payasos. Al rededor, repleto de juegos. Carrusel, centrífuga, montaña rusa, martillo, caída súbita, autos chocadores, la casa del payaso, entre otros.
Todos los juegos como imagen propia tenía payasos; ellos te invitaban a jugar.
- Vamos a jugar -dijo un payaso -.
- No, por favor, déjenos tranquilos; ustedes no son reales -primer diálogo de Kat con un payaso -.
- Somos muuuuuuuuuuy reales, tanto... que te invito a jugar -respondi -.
- Mamá....
- No, no, no, no... aquí nada de madre. A jugar -respondió el segundo payaso -.
- ¡Vamos! -con sobresalto, el tercero -.
Uno agarró fuerte del brazo a Rane; otro más fuerte a Kat. Se dirigían a la montaña rusa.
- Sube -el payaso dirigente, con voz grave; ronca -.
Kat sintió otro escalofrío que erizó su cuerpo.
Un payaso en el carril de adelante, mientras que en el carril de atrás estaba ordenado: payaso - Kat - Rane - Payaso. Kat y Rane abrazados.
- ¡A jugar! -dijo el del mando -.
- Noooo -no alcanzo a terminar de esgrimir palabras Kat -.
Rane intacto, impactado e inmóvil. En shock.
La montaña agarró una velocidad increíble, descontrolada; tanto que los rostros de Kat y Rane se desfiguraban. Payasos intactos. La montaña giró levemente, subió hacia una altura máxima. Leve freno, se detuvo.
Por favo... -Kat, nuevamente no terminó -.
La montaña bajó rápido, dio una vuelta completa, otra y la tercera; posteriormente otra altura máxima. Nuevo freno.
- Mamii...-Rane como pocas veces habló, pero no acabó -.
Nuevamente bajó súbito, mientras Rane orinaba sus propia camisa con el choque de esta con el viento. Los payasos reían. Llegaron al inicio, solo una vuelta y terminó.
Esto es real, esto es real.
- Por fin comprendes que es, MUY real -dijo el payaso mayor -.
- Una vuelta porque quedan juegos -respondió otro -.
Se subieron a un carrusel, de caballos, que giraba lentamente pero tenía la particularidad de su música. La misma música diabólica que sonaba en casa. Más risas de payasos.
Quiero a mi madre, quiero a mi madre. Mamáaaaaaaaa.
La música dio mucho miedo. Terminó.
- & el último juego antes de la casa -anunció el payaso jefe -.
¿Volveremos a casa? Si, por favor... a casa.
- Volverán...
El hecho de que los payasos, en el parque de diversiones, leyeran la mente de Kat le causaba más terror del que habían sembrado.
Rane estaba silente, su estado preocupaba a Kat.
- El niño, mi primo...
- Está bien, él sólo quiere jugar...
- Ma... -trató de decir él -.
- Tú quieres jugar -dijo con voz ronca el payaso menor -. Rane se quedó en silencio.
- Vamos a la centrifuga -con voz autoritaria y ahora más aguda -.
La preocupación de Kat por Rane pasó a segundo plano cuando el payaso nombró la centrífuga. Aquel juego le producía no solo mareo, sino repulsión.
Se subieron a una estructura redonda, gigante, que estaba en diagonal hacia el suelo; por dentro tenía fierros puestos simetricamente en todo el redondel para que los participantes se afirmaran de él. Luces verdes, azules y rojas se combinaban. Estaba hecha de metal. Gigante. Subieron.
Gigante.
Dos palmadas con sus manos y el payaso mayor dio la orden para que girara la centrífuga.
Giró, giró, giró, giró, giró, giró. Giraba, giraba, giraba, giraba. Estomago revuelto, pelo al viento.
Rane, pequeño...¿qué le ocurre? ¿qué le han hecho?
La centrífuga después de tres infinitos minutos paró. Kat salió a prisa, al piso, inclino su espalda hacia el suelo, junto con su cabeza, poniendo sus dos manos sobre la rodilla y vomitó. Un jugo gástrico ácido pasó por su boca, un ácido asqueroso. También salió por su nariz y con eso, restos de comida expulso por ambos orificios. Miedo, asco, escalofríos, incertidumbre se alineaban en una sola vía.
Rane solo bajó calmo y sin repulsión ninguna. Estaba con ojeras y sus párpado eran grisáceos.
- Qué te pasa -lo iba a abrazar pero el payaso predominante la detuvo -.
- Aprende. Él sólo se divierte, no como tú. Vamos a casa.
- ¿Terminó? ¿A casa? -una leve impresión con una mínima esperanza se abría para Kat -.
- Sí, es el final. Vamos a la casa de los payasos.

Comentarios

  1. uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuh esta muy weno como tu :Z,estoy esperando el final espero que me sorprendas como siempre 1313 te amo <3

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