El capitán
Los violinistas se quedaban en el barco, tenían que tocar hasta el fin de los tiempos como les dijo el contratista.
El capitán cerraba los ojos y disfrutaba la suave brisa que chocaba en su cara; le dibujaba cosquilleos en todo su cuerpo. Sonreía. Las pequeñas gotas del mar le hacían recordar cada minuto de vida transcurrido.
Hijos, señora, madre, hermanos, familia. VIDA, tan simple como eso...VIDA
El ambiente tenía un circulo grande y otro más pequeño; todo encajaba en la euforia y, dentro de ella, la eternidad.
El barco avanzaba y, a su paso, dejaba kilómetros de mar, de agua, de vida eterna.
La tranquilidad del capitán sólo hacía más especial el momento, ya no era necesario siquiera preocuparse del manubrio, puesto que, estaba todo bajo el control. El destino tomaba el manejo de un barco enorme.
Sonaban los suaves violines, relajaba totalmente el alma del capitán y el alma de los propios interpretes de aquella magnifica obra; el alma de las personas divagaban por todo el barco.
El capitán chocó de lleno su rostro en el mar, al tiempo que el barco se había partido en dos y tal como debía tomar el curso de las cosas el barco se hundió con su capitán.
El barco se hundió con el capitán y con centenares de gente, mientras los violines nunca dejaron de sonar.
El capitán cerraba los ojos y disfrutaba la suave brisa que chocaba en su cara; le dibujaba cosquilleos en todo su cuerpo. Sonreía. Las pequeñas gotas del mar le hacían recordar cada minuto de vida transcurrido.
Hijos, señora, madre, hermanos, familia. VIDA, tan simple como eso...VIDA
El ambiente tenía un circulo grande y otro más pequeño; todo encajaba en la euforia y, dentro de ella, la eternidad.
El barco avanzaba y, a su paso, dejaba kilómetros de mar, de agua, de vida eterna.
La tranquilidad del capitán sólo hacía más especial el momento, ya no era necesario siquiera preocuparse del manubrio, puesto que, estaba todo bajo el control. El destino tomaba el manejo de un barco enorme.
Sonaban los suaves violines, relajaba totalmente el alma del capitán y el alma de los propios interpretes de aquella magnifica obra; el alma de las personas divagaban por todo el barco.
El capitán chocó de lleno su rostro en el mar, al tiempo que el barco se había partido en dos y tal como debía tomar el curso de las cosas el barco se hundió con su capitán.
El barco se hundió con el capitán y con centenares de gente, mientras los violines nunca dejaron de sonar.
agennte loco me gusto mucho lo que escribiste es muy lindo amo ver este blog *-*
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