Crónica de una locura

 "La locura es como la gravedad:
solo se necesita un empujoncito..."
The Joker

Las ruedas del auto se inclinaban de un lado hacia otro tambaleándose por el exceso de piedras que había en el camino, todo sumado a una estela de polvo que dejaba atrás esa cuesta complicada de dirigir en un vehículo.
Los seis amigos, un conductor, otro de copiloto y los cuatro atrás, se dirigían al lugar más oscuro y también más remoto de Marea Brava, localizado en las costas chilenas.
El auto, conducido por la amiga más joven y también más extraña, frenó en seco a seis metro del abismo que daba justo a la vista al mar y al choque de las olas que rompían furiosas en su intento contra las rocas.
Los amigos rápidamente se bajaron del vehículo para sentir ese aire fresco, renovado, lleno de vida y juventud, que chocaba contra su rostro. La tierra que había dejado el auto en su paso perdió su batalla contra esa fuerza del mar y su aire.
Lo particular de aquella vista de Marea Brava -muy conocida por los turistas y visitantes, por lo demás- es que no había barreras de detención que previniera algún accidente o caída al precipicio. Simplemente era un abismo, un mirador hacia al mar sin obstáculos para una contemplación simplemente armónica.
La oscuridad se conjugaba con el único medio de luz: la luna. Esa luna que era testigo presencial de una noche musical junto al arte de las olas y su enfrentamiento con las rocas. Porque es un arte el hecho de que las olas choquen con las rocas, es un arte que tiene música, es un espectáculo digno de apreciar, junto con esa gama de colores que presenta el agua cuando el mar se transforma de noche.
- Vamos, me siento mal- dijo de pronto la conductora del vehículo con un tono quejumbroso-.
Los amigos mirándose entre ellos, extrañados, sin mayor contemplación hicieron caso a la petición. No sin comentar, con conversaciones en voz baja, entre ellos, lo raro de la situación.
Los veinteañeros se subieron, todos en las mismas posiciones sentados, al vehículo que daba frente a frente al mirador.
La noche raramente se volvió más fría de lo que acostumbraba a ser Marea Brava.
La amiga se puso en posición para conducir. Giró en ciento ochenta grados hacia abajo la llave para dar contacto al motor.
El auto se encendió.
El pedal del freno estaba presionado a fondo, ahora presionaba a fondo el embrague. El cambio giró todo hacia al sector derecho de su posición y luego hacia atrás.
Aplicó reversa.
Sacó de a poco el pie del freno y fue dando contacto, sacando lentamente el pie del embrague, mientras el auto de a poco retrocedía para salir del lugar.
Esos dolores de cabeza, que te pinchan como agujas, los sentía palpitante. La vista se le estaba nublando de a poco y comenzó a tener sed. Su boca se había completamente secado. El entorno se volvía engorroso y ciego. Empezó a sentir que el aire ya no llenaba sus pulmones. Cerró y apretó fuerte sus ojos. Tenía miedo. Tenía miedo, ese miedo que es terrorífico.
Sus ojos de a poco se estaban desorbitando cuando de un golpe a otro, de esos infortunios que te da la vida, esos pasajes de locura que te vienen sin aviso, esos arranques terroríficos que nadie nunca identificó se presentó en la última noche. De pronto esa ceguera, esa mirada, esos dolores habían desaparecido, pero había nacido un instinto peor, algo infernal, inexplicable, sensaciones varias se encontraban en un cuerpo experimentado por un desorden increíble. Lo que ocurriría nadie lo esperaba.
Con movimientos sincronizados y memorizados presionó a fondo embrague para el cambio ponerlo todo hacia su izquierda y luego hacia arriba.
Tenía el cambio en primera.
Luego de a poco soltó el embrague y apretó acelerador hacia el abismo, hacia el mirador.
- Qué haces.
- ¡No!
- ¡Oye!
La mirada perdida, la locura instalada, las lagunas mentales, el caos andante, el desastre psicológico habían tomado posesión de aquella noche inexplicable que decidió apretar el acelerador del auto.
El vehículo se aproximó sobre la cuesta tomando una dirección recta para liberar esa locura. En su elevada y suspensión el auto literalmente voló por los cielos a contra luz con esa luna que era testigo de esa locura intermitente, repentina, de la conductora.
El shock de los amigos generó una reacción medianamente nula. No alcanzaron a inspirar cuando en el siguiente segundo daban su expiro. No había remedio, la locura ya había apretado el gatillo sin que nadie alcanzara a hacer nada desatando una bala loca sin freno. El auto aún se suspendía en el aire marino.
Seguía en una suspensión eterna, de esas que se aferran a la vida, se aferran seis jóvenes que no quieren dejar de existir por esos arrebatos injustos que les prepara el destino.
El frío, el viento, el aire marino eran testigo.
Cuando el auto seguía elevado vino la reacción, como una inyección directa a la vena, de realidad. En un abrir y cerrar de ojos, en segundos casi inexistentes, contempló lo que había hecho y qué consecuencias logró. Seguía suspendía y se había arrepentido de su arrebato, tampoco lo comprendió ni se culpó, pero aun así se arrepintió. En cosas de momentos iba a dejar de existir, iba a ser parte de ese hermoso arte tan hablado.
El auto luego de una suspensión instantánea, luego de la reacción de la conductora, sobre esa brisa marina se aproximó a caer de frente sobre esas rocas, para luego volcarse y ser sumergido en el mar.
La locura había superado la barrera de Marea Brava.
El auto se encontraba en el mar, tal como los seis amigos que después de haber apreciado ese hermoso arte de las olas con las rocas se encontraban como parte de ellas.
La noche seguía igual de fría y la luna seguía siendo el testigo mientras esos seis amigos se hundían literalmente con el auto en el mar.
De pronto, los seis amigos, sobre todo la conductora, comenzaron a sentir en sus labios el delicado a sabor a hiel que tenía el mar en esa noche repentinamente fría.

Comentarios

  1. hola :)creo que deberías de ver una serie que es muy buena, se llama "elementary" es como de detectives que intentan descifrar crímenes(son la representación de Conan Doyle y Watson). Creo que te podría interesar y puede inspirarte a escribir nuevas historias. Te quiero <3

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