Manzano

Te ocultas tras el manzano. Te puedo ver entre las ramas, entre el follaje de aquel viejo y desgastado árbol. Te observo entre su fruta podrida que al contacto con el pasto cae y se parte en mil pedazos. Te veo desde mi ventana, te puedo ver. Te veo entre las lánguidas hojas que forman falsa hermandad entre ellas. Ahí estás: seco, uniforme, desgatado, tenso y malhumorado. Te veo desde mi ventana, te puedo ver. Estás debajo de una manzana roja, colorada, que parece tener vergüenza de cubrirte las espaldas, que parece ser una excepción a todas las demás podridas que te rodean. Te escondes tras el grueso tronco del apabullante árbol, ese que era la nube de la casa y el oxígeno de nuestras paredes. El mismo que hace meses trae olor a manzana podrida, el mismo que cuela sus ramas entre nuestras sábanas, el mismo que vuela sus hojas entre nuestros besos, el mismo que hace meses dejamos de cuidar. Te veo desde mi ventana, te puedo ver. Te miro paciente esperando que tu racimo se suelte y caigas por fin como un fruto maduro. Ahí estás: oculto, colgado. Mientras yo solo espero que el huracán del manzano podrido te arrastre con su violento follaje a lo que alguna vez fue nuestra casa acompañada de un incipiente manzano.

Comentarios

Entradas populares