Cómplice
Arremetes en la cena familiar acusando
violento la pregunta de mi infidelidad, sin guardarla entre nuestras sábanas.
Te respondo débil, ofendida y con lágrimas. Tu hermano me defiende apelando a
mi condición de embarazada y de buena mujer; tu padre no se queda atrás: se
levanta furioso, incrédulo de tu acusación y grita defendiendo mi labor de
esposa. Ahora tú lloras y yo me aplaco. Miro cómplice a tu padre: estuvo cerca.
Comentarios
Publicar un comentario