El asiento

Era un día como cualquier otro, el metro iba atestado como siempre, sin embargo, había un detalle singular: iba un asiento desocupado, nadie quería ocuparlo o parecía tener un desperfecto aquel asiento. De pronto empecé a sentirme tenso, ya no escuchaba la música de mi mp3 ni ponía atención al diario que llevaba el caballero de al lado; sólo pensaba en el asiento, no podía dejar de mirarlo. Noté a un tipo a mi lado que también lo miraba como con cierto deseo. Paramos en estación grecia, subió una señora y se sentó; Por fin pude relajarme...


Santiago en cien palabras.
Idea original y escrito por: John Hidalgo.

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