La noche de los payasos vivientes

Tercera parte

Cuatro

SILENCIO FATAL.
Ambos incrédulos, más Kat que Rane, quedaron frente a la desaparición de aquél trio.
- Yo, yo... y... yo los retiré de la habitación para que no te asustaras. Se me había olvidado-dijo con voz intermitente y poco creíble-.
- Mentira, mentira. No me mientas Kat, no lo hagas prima -los ojos de Rane se tornaban brillantes, tanto que la luz de la habitación se reflejaba perfectamente en su pupila.
- Es en serio, te lo prome...
Las puerta de la habitación se cerró de manera brusca y el fuerte sonido retumbó en los oídos de ambos; al mismo tiempo su cuerpo se movió hacia atrás en modo de defensa que, a su vez, se alineaba con el miedo que comenzaba a emanar desde su estomago y se sentía en el propio ambiente. La luz desapareció y dio paso a una oscuridad que no decía nada, estaban en un vacío tremendo. La oscuridad se hacía amiga del miedo en esa habitación. Mezcla perfecta.
- Kat, Kat. No, no. Mamá, mamá, maaaaaaamáaaaaa-gritó Rane mientras comenzaba a llorar.
- Rane, cálmate por favor. Rane, Por favor-se abrazaron y lloraron en conjunto. Kat pidiendo calma cuando ella era la menos calmada.
Dios, sálvame. Dios, sálvame. Qué pasa, Dios mio.
Estuvo por más de quince segundos con la mente en blanco, nunca había experimentado pensar nada; ahora era probable.
Eres más grande, estas para cuidar a tu primo. Respira. Bota. Respira. Bota.
Kat daba respiraciones continuas, que Rane las tomó como si fueran de miedo. ¿Quién de los dos tenía más miedo?
Hola, ¿Quieren ser mis amigos?
Hola, ¿Quieren ser nuestros amigos?
Hola, ¿Quieren jugar con nosotros?
Se escucharon tres voces con tres tonos levemente distintos. Voces terroríficas.
Ambos, encima de la cama, gritaron más fuerte que la vez anterior y lloraron más fuerte.
jejejeje.
Una risa con tono agudo, extremadamente agudo tanto que su voz dejaba con escalofríos los cuerpos de los primos, resonó en la habitación. Para ellos no había otro miedo más grande que el que estaban viviendo y el que seguramente vivirían.

Cinco

LA PUERTA SE ABRIÓ, la luz se encendió.
- Vamos. Rápido-dijo Kate a su primo-.
Se puso unas zapatillas rápido y con apuro salieron de la habitación.
Todo apagado en casa.
Encendió la luz de la escaleras y bajaron. Se dirigían hacia afuera de la casa. Encendió la luz del living y ambos se pararon frente a la puerta de entrada.
Otro escalofrío recorrió el cuerpo de Kat.
Vamos, esto no pasó, es nuestra imaginación.
- Vamos-le dijo a su primo-.
Puso su mano en la manilla, empezó a girarla y no logró dar la vuelta completa. Estaba cerrada.
El teléfono de casa sonó.
Ambos saltaron del susto. Otro escalofrío.
Rápido, ambos de la mano, fueron hacia la cocina donde se encontraba un teléfono, al paso Kat agarró un cuchillo de unos dieciocho centímetros y contestó. Con miedo.
- Ho...Hola.
- Kat, mi amor... - Era la señora Hilton -¿Están bien?
- Tía, ayu...- Iba a contarlo todo cuando por detrás apareció uno de los payasos.
Tenía el rostro con polvo o crema blanca, sus labios y los al rededores de ellos estaban pintado de un rojo intenso; una peluca roja y su nariz también pintada del mismo color que la boca. Una vestimenta colorienta. Intensa. Camisa mezclada de rojo, amarillo, verde, azul. Las mangas del mismo color pero repartidas de diferente forma. Los pantalones con un pie entero rojo y el otro entero amarillo. Sus zapatos eran exageradamente grandes, de color negro, donde en la puta se hacía una elevación grande como una montaña. Los tres vestidos iguales.
-Kat, ¿estás ahí? -dijo la señora Hilton -.
El payaso por detrás de Kat le quitó el telefóno y la empujó hacia adelante, se golpeo con los muebles de cocina. El cuchillo cayó al suelo. Rane, impactado, sin moverse.
Apareció otro payaso por delante, le tapó la boca, agarró al pequeño de la mano y se los llevó.
El payaso agarró el teléfono, carraspeo y dijo:
-Si tía, estoy bien. Es que me golpeé, pero está todo perfectamente bien -Marcando dicha palabra -.
El payaso tenía la misma voz que Kat. Era su voz.
- Qué bueno mi amor. ¿Cómo está Rane? -respondió-.
-  Durmiendo tía. De hace mucho que está durmiendo.
- Todo perfecto, entonces. Llamaba para decirte que si te importara mucho que nos quedaramos más rato acá en la fiesta, es que se alargó y como tú tenías que salir con tu novio. Si no puedes no importa y vamos para allá ahora.
- Nooooooo, tía, por favor, quédese. Mi novio le salió un problema y no tendremos la cita mañana, la cambiamos. Así que quédese todo el tiempo que quiera, yo me quedo con Rane. Usted tranquila.
- Muchas gracias, mi amor, entonces llego en un rato más. Que estén bien. Hay comida en la cocina. Adiós.
- Adiós, tía.
Colgó.
El payaso cambió su tono y empezó a reír frenéticamente.
La noche de entretención recién comenzaba.

Comentarios

  1. Me encantas <3 con cuentos de payasos y todo (:
    pd. está muy bueno, quiero leer más

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  2. ME ENCANTAAAAAAAA enserioo me dejas siempre metida ¬¬ asi que espero que tenga un final muy bueno :D
    lindoo gracias por tu comentario en mi blog fue muy tierno *.* verlo
    te quiero ♥

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