La noche de los payasos vivientes

Segunda parte

Tres

TRES PAYASOS ORDENADOS, hombro con hombro, se encontraban sonriendo terroríficamente en la puerta. Pensó en gritar, no obstante, ni eso pudo.
Ay, Dios. Ay, Dios.
Lanzó un golpe inerte, con carencia de consciencia hacia uno de los payasos. Llegó a la parte media de su cuerpo.
- Hola, ¿quieres ser mi amigo?
Los tres repitieron esa misma pregunta sincrónicamente sin ningún error ni falta de perfección. Con ese tono típico, agudo, de los peluches que le regalaba su propio novio o tenían los bebes.
Hola, ¿quieres ser mi amigo?; Hola, ¿quieres ser mi amigo?; Hola, ¿quieres ser mi amigo?
- Payasos de mierda -dijo con suave voz no olvidando que su primo se encontraba tras de ella -.
Los corrió suavemente para dejarlos en la misma pared pero sin estorbar en la puerta.
Ahí razonó que nunca vio a los payasos al entrar la primera vez a la habitación.
Ideas tuyas Kat, estabas concentrada con Rane. Cerró la puerta suavemente, su mano presionó el interruptor y en la habitación de Rane primó la oscuridad.
Sus pasos se dirigieron hacia el primer piso.
En la habitación de Rane, en la profunda oscuridad, súbitamente seis círculos rojos se encendieron, que estaban ordenados horizontalmente, luego pronunciaron con voz grave, ronca y temerosa; como en aquellas películas de miedo:
"Hola, ¿quieres ser mi amigo?"

Cuatro

- Vamos mi amor, si no sucederá nada. Irá muy lento, estarás con seguro.
- No quiero mamá, son carros feo.
- Pero amor, no va a velocidad fuerte. Irá lento. Además tienen forma de payaso. Suba mi amor, suba.
Rane subió al juego pese a su descontento. No le gustaban los juegos que giraban mucho, esos de tazas o dragones donde terminabas volando por los aires. Le producía mareos, pero este en especial le producía más repulsión aún.
Subió y partieron los carros de payasos, lentamente. Era obvio, esos carros eran para niños de su edad, ocho años, y andaban a una velocidad ínfima.
- Mi amor, sonríe para la foto.
- Mamá, Mam, Ma...
El carro tomó una velocidad inesperada, las figuras de payasos de su carro, y de los demás, empezaron a tomar vida y a reírse del pequeño Rane. Empezó a gritar. Su mamá había desaparecido. Todo el parque de diversión estaba solo, él era el único. Gritó a más no poder.
La velocidad que agarró el carro llegó a tal extremo que no podía gritar, sus labios se deformaban con el choque del viento. Los payasos reían más fuerte en su cara y parecía que las cabezas de éstos giraban al rededor de la suya. Su estomago se contrajo con tal fuerza que el agarrón lo sintió desde la primera parte de su cuerpo hasta la última.
Vomitó. Con el viento el vomito se enfrentó con su cara y el líquido espeso, agrio, se quedó en su rostro; con un olor rancio que no podía soportar.
Despertó.
Escueto de aquel horror, despertó y en la oscuridad se encontró con aquellos seis ojos rojos, encima de los suyos, con la misma voz grave, ronca y terrorífica. Le hizo la misma pregunta:
Hola, ¿Quieres ser mi amigo?
Gritó. Gritó. Gritó, mientras cerró los ojos con tal fuerza que veía luces blancas que se transformaban con miles de lineas blancas más.
Kat lo escuchó, demoró unos minutos en subir. Encendió el interruptor. Se acercó a la cama de Rane y su mano tocaba su cabello.
- Qué pasa, qué pasa.
- Los payasos, los payasos. Los payasos viven.
- Calma, calma. Yo también los vi y me asusté, pero sólo es la impresión. Además creo que lo tuyo fue un sueño. No te asustes, si los payasos están allá tranquilos.
Se dio un medio giro, su mano se estiraba para apuntar hacia atrás cuando su dedo índice no encontró nada al lado de la puerta.
Los payasos no estaban. Los payasos habían desaparecido.

Comentarios

  1. uuuuuuuuuuuuuuu :O esta muuuy weno todavia me dejas con las ganas pero me gusta :D
    pd1: me gusto la parte del vomito me dio entre pena y risa jaja
    pd2: eres un tololo muy criminal
    pd3:te amo ♥

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares