Cuatro objetos

Dos personas en su éxtasis bajo un desolado ambiente. Los sentimientos ocultos bajo gotas sólo generaban el proceso contrario: dejar a la palestra la falta de amor, abundancia de soledad, los errores y los pocos aciertos.
Aunque, reían amistosamente entre sí vestían mal, despeinados y con carencia de piezas dentales. Mostraban una situación poco alentadora. Eran dos personas y cuatro amigos. Dos almas y cuatro objetos. Ellos pasaban a ser objetos del mundo, no personas. La multitud, que por los desatino de la vida se vuelve cruel, pasa. Ese es problema sólo pasa.
La conversación era estúpida, hasta pueril. Ambos sabían muy bien que entre ellos existía un cariño, sin embargo, más era el cariño hacia el amigo que tenían en frente. Él podría ser más fiel que cualquier ser humano inconsciente de esta tierra, más que sus propias familias e hijos. Entre ellos había sentimientos pero se iba al momento de admirar al objeto de al frente. Ellos sabían que el de al frente no lo abandonaría nunca. Tenían un pacto, cada uno por su lado, de no abandonar a su amigo de su frente.
Ambos se fueron en caminos diferentes con sus amigos, ahora nunca más se verían. El cariño se había ido, fue sólo un momento. Rieron y se alejaron tambaleando.
Ambos borrachos se fueron por su lado con su botella amiga.

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