La ruleta rusa
Dedicado con el mismo amor. No, perdón miento. Dedicado con más amor que antes para Nicole, gracias Posha...
La vieja casa abandonada reunía a dos rivales en acuerdo.
El longevo hogar, que precisamente de hogar no tenía nada, estaba desbaratado y destruido. Por dentro y por fuera; sólo que dentro de ella se encontraba una vieja mesa de madera y dos sillas también del mismo material. Para la noche eran los elementos necesarios.
Por fuera nos encontrábamos con madera caída, rayados a merced, pintura lanzada desde varios ángulos y por dentro sólo un baño roto y los elementos ya dichos.
Para caracterizar a ambos rivales no podría partir con una definición tan básica y simplista como "bueno y malo" ó "bonito y feo".
Freddie un tipo de veinticuatro años, estudiante de finanzas, buena familia, excelente entrada de dinero y un déficit de cariño de los padres, había matado a su amante, mujer de Kurt, porque si no estaba con él no estaba con nadie. El amor había traspasado la suave línea de la locura y ahí todo puede ser una hecatombe. Nunca había amado unos labios tan rojos y una piel tan blanca en su vida. Los ojos de Lisa llevaban al hombre más ingenuo al mundo de la perversidad y la lujuria.
Lisa era la mujer perfecta, jamás había existido una mujer como tal; valía la pena morir por ella y matar por ella. Precisamente ella llevaría a la muerte a uno.
Kurt, en tanto, era un tipo mediocre, sólo trabajaba en lo que la fortuna de la vida le entregara (pronto sabrá qué fortuna le entregará la vida). Sus estudios no se completaron, sin embargo, es una persona digna, caballero y muy hombre en sus asuntos. Jamás le hubiese tocado un pelo a una dama. La vida le regaló la posibilidad de estar con alguien como Lisa. Su felicidad se fundamentó en tal dama. Él sabía que Lisa sólo lo amaba a él y que Freddie mentía.
Lisa, la única mujer perfecta existente de este planeta (sin exagerar), rubia, ojos bellos, piel maravillosa, labios deseables; una estatura que era ideal para cualquier caballero. Ninguna mujer en el planeta se igualaba a su belleza. Su hermosura era tan exagerada que, incluso, intimidaba al más recio; ella era una excepción en este mundo y con el hombre que estuviese, que en este caso era Kurt, tendría que valorar de por vida el simple hecho de respirar cerca de ella. Belleza infame de la muchacha, envidiable pero seguía siendo belleza al fin y al cabo.
Amaba profundamente a Kurt, sin embargo, también a Freddie.
Ahora es una mujer bajo tierra.
La vieja mesa de madera, cuatro patas, crujía con los codos de los hombres que estaban en la escena. Esos, sí eran hombres.
La muerte de uno de los dos se mediría de la manera más justa que el destino, y por cierto el azar, les entregaría. Estaban frente al juego, muy conocido, de la ruleta rusa. La ruleta rusa consistía en un revolver de cinco orificios de balas, uno de los participantes pone una bala en dicha arma y hace girar el tambor al azar sin que ninguno de los dos sepa en qué orificio quedó y en qué momento se disparará la bala. Ambos tienen que poner el revólver en su boca y dispararlo. Si no se dispara le toca hacer el mismo procedimiento al siguiente jugador, hasta que a alguno de los dos le dispare. Si le dispara a tu oponente, puedes estar tranquilo porque el azar jugó de tu parte y sales victorioso.
El revólver reposaba en el centro de la vieja mesa.
- Vamos, llegó la hora- dijo fríamente Kurt.
Freddie se encontraba sentado, amarrado contra la silla y con varios golpes en su rostro. Tenía miedo.
- Soy yo, Kurt, ¡Mírame!; soy...- Aún no terminaba de esgrimir cuando Kurt lo interrumpe.
- Eras mi amigo. Eras del momento que me quitaste a mi mujer, pero esto se solucionará de la manera más justa. El azar. No discrimina, no conoce y es justo.
- Por favor, no lo hagas. Tú estás mal; mírate. Recapacita. Piensa.
- ¡CA - LLA - TE!- reía frenéticamente.
Algo no encajaba en la situación.
- Yo la amaba, era mi existencia. Te la llevaste y con eso se me fue mi cordura- le reclamaba a Freddie.
La locura había tomado palco en la situación. Kurt se había vuelto enfermo, un mínimo detalle olvidado.
Kurt se sentó en la silla, tomó el revólver y luego introdujo la única bala al tambor del arma. La giró y la cerró. Nadie notó en qué posición quedó.
- Partes tú- dijo Kurt a Freddie.
Como Kurt tenía inmovilizado a Freddie en la silla, éste le llevó el arma a la boca. Freddie, se ponía inquieto y trataba de moverse, desamarrarse. Era inútil.
- Piensa, mírame. Soy yo...- decía Freddie de manera poco clara por su arma en la boca. Más inútil.
- Uno, dos, tres- Kurt apretó el gatillo.
...
Freddie abrió los ojos, el corazón estalló en un pálpito de miedo. Se orinó. Kurt abrió aún más los suyo y gritó en locura.
La primera bala no se había lanzado aún.
- Creo que tu suerte te acompañó esta vez. Imbécil, te measte- lanzó temeroso-. Me toca.
Sin más preámbulo, Kurt se llevó a su boca el revólver. Tenía su índice tembloroso puesto en el gatillo. Temblaba.
Dudó varios momentos en apretar, pero no podía quedar como cobarde. Lentamente fue y puso su dedo en el gatillo. Lo empujó hacia atrás y...
Sonó un grito en toda la casa.
- ¡No!- gritó Freddie. Estaba viviendo su propia pesadilla, no quería ninguna muerte, menos la de Kurt.
El disparo no llegó. Aún la ruleta rusa no se concretaba. De cinco oportunidades ya iban dos, quedaban tres.
Kurt sonreía como enfermo. Estaba enfermo.
- He pasado mi primera prueba y, ahora te toca nuevamente.
Lanzó la silla de él lejos. Había perdido la paciencia. De manera brusca puso el revólver en la boca de Freddie y sorprendentemente como si supiera todo los movimientos lo apretó sin suspenso. Disparó.
Freddie se quedó con los ojos abiertos y el corazón muerto.
El susto como tan rápido llegó, tan rápido pasó. La bala aún no salía. Quedaban dos.
- ¡NO!, ¡NO!, ¡NO!, ¡NO!, ¡NO!- gritaba loco Kurt.
El siguiente movimiento era crítico, el siguiente disparo era decisivo. Si Kurt disparaba y se salvaba definitivamente la última bala le llegaría a Freddie, pero él sabía que el juego se había vuelto súbito, espantoso. Se había ido de las manos. Él sin saber por qué presentía que la siguiente bala se iba a disparar, las probabilidades de sobrevivir eran menores. La siguiente bala dictaba la muerte de Kurt o bien la muerte de Freddie. Había llegado el momento final. Había llegado el momento de decidir quién muere. Había llegado la muerte.
De pronto, en un cambio fugaz, Kurt apuntó con el revólver a Freddie.
- He cambiado de opinión- reía-. Tú mataste a mi mujer. Tú mereces morir. Yo seré el azar, yo seré tu azar- serio-.
- No, no Kurt. Mírame por la cresta, soy yo. Soy...
- Cállate mierda, no quiero oírte. Es hora de morir.
Apuntó directo hacia adelante. Freddie en un movimiento inerte cerró fuertemente sus ojos y puso su cabeza en un costado, tratando de esconderla aunque haya sido inútil. Sin duda, iba a morir.
Kurt puso su índice en el gatillo lentamente, luego esperó. Iba a empujarlo hacia atrás cuando de manera bizarra se queda quieto. Estaba congelado.
- No. Siempre he sido mugroso y flojo, pero hombre. Haré lo que teníamos planeado- cuando en realidad no habían acordado nada.
La silla que anteriormente había lanzado lejos, la trajo de vuelta. La puso bruscamente en posición.
Se sentó.
Inclinó su cabeza hacia adelante, apoyó sus codos en la madera de la mesa y el revólver en la boca. Cerró los ojos. Los cerró fuertes.
En su mente contó. Uno, dos, tres.
Su dedo estaba en el gatillo, lo lanzó hacia atrás y...
(...)
& todo lo que tenía que dictar el momento lo dictó. Una muerte estaba clara, estaba ya decidida. El hecho había concretado una vida. El juego claramente era así, uno tenía que morir, las reglas estaban claras.
Ahora todo había terminado, el sentido ya no tenía dirección, y no había más que decir.
Freddie moriría.
Kurt quedó pasmado, nunca en su vida había sentido un susto en esa medida. La bala tan esperada y presentida, nunca llegó. El azar se había vuelto su mejor aliado, estaban en una proporción directa.
La bala nunca llegó.
Sus ojos cerrados, se abrieron de par en par y su cara se volvió loca. Traspasaba un miedo horripilante, mientras sonreía.
- ¡NO!, ¡NO!, ¡NO!, ¡NO!, ¡NO!, ¡POR FAVOR NO!, ¡NO LO HAGAS!, ¡NO!- gritaba descontroladamente Freddie.
- Yo me apegue a mi suerte, tú también debes hacerlo. Era nuestro trato- mientras se paraba y avanzaba hacia él.
- Qué trato por Dios, mirarme soy lo que más quieres. Soy yo. Yo no hice ningún trato. No hagas esto, por favor; te vas a arrepentir.
- sh, sh, sh. Calla.
Freddie trató de cerrar su boca y de manera fuerte Kurt la abrió. Kurt era evidentemente más fuerte. La puso en posición. El dedo en el gatillo.
- Adiós- dijo Kurt.
- Soy yo, soy Lisa tu amor…
- Adiós.
Kurt retrocedió su dedo y el disparo tan esperado había llegado. La bala atravesó toda la boca y salió por la nunca; la sangre se esparció por todo el muro de atrás. Los ojos de Freddie habían quedado abiertos. La sangre ahora comenzaba a formar hilillos por la silla e iban llegando a golpes al suelo.
Kurt retrocedió, se arrinconó. Balanceándose atrás y adelante comenzó a llorar.
Aún no entraba en la realidad.
Lisa estaba amarrada, tirada y muerta a metro de él. No entendía nada aún.
¿Cuántas veces su mente enferma y su trastorno de personalidad le habían jugado una mala pasada?
Sin duda ésta, había sido la peor pasada de su vida, había matado a su mujer sin motivos alguno.
Los cambios múltiples de personalidad lo habían llevado a pensar que su amada la había engañado con otro. Sólo se trataba de su otro yo: Freddie. Ambas personalidades distintas podían vivir en un cuerpo. Ambas personalidades fueron amadas y aceptadas por la incondicional Lisa, pero eso no bastó.
La enfermedad se mezclaba con su sutil esquizofrenia que lo llevó a confundir hechos de la realidad y personas; pensó que Lisa, la eternamente bella, era su otro yo, su rival. Freddie.
El juego había terminado. Ya no había vuelta atrás. Freddie, Lisa eran historia.
Kurt se había quedado completamente solo.
:O me dejaste boca abierta con la historia, muy muy buena gracias por dedicarmela, era la historia que estaba tan ansiosa de ver :D, me gusto muchoo juanjo adivina a que me recordo con eso del trastorno de personalidad, creo que ya sabes jaja , te quiero muchooooooooooooo ♥ quiero felicitarte porque estas mejorando mucho y son historias me cautivas cada vez mas
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