Olores
El cielo está naranja.
Siento una mezcla de olores interminables, que llegan más allá de mi nariz y se cuelan en mis profundos sentidos, mezcla suave y sutil. Me encuentro con un olor a café recién salido de una máquina, con su espuma y su leche cortada, qué suave y delicioso sentido. Mi nariz llega a lo más profundo de los olores. En mi búsqueda llego a un preciso olor a vainilla, no de aquella concentrada sino de aquella precisa, que se une a justa medida con sus demás concentrados; ese olor que cuando cierro los ojos llegas un lugar cómodo y lejano. La hazaña continúa, más adelante, con la unión de las rojas y fervientes frutillas junto a las papayas llenas de un trópico deseado. Exquisito sabor, exquisita sensación. Siento que vuelo en olores, olores que la gente siente, explora y no aprovecha.
Da paso a un cítrico y ácido, sin embargo, gustoso olor a limón, sólo ese olor te puede generar un sentimiento de amor y odio. Limón, que necesita de compañía para ser una mezcla perfecta, aunque solo puede ser un gusto exquisito al paladar. Al paladar conocedor de lo exótico y misterioso.
Hay cosas que están ahí y la gente nunca las ve ni las siente, pero están ahí. Son olores, gustos que me llevan a un cielo anaranjado.
Llega un concentrado olor a miel, de esos inconscientes que se pasan de concentrados y sólo genera un excesivo en mi nariz, aun así apreciable olor. Se lo lleva un ordinario e irreverente olor acigarrillos.
El cielo sigue naranja.
Los olores me llevan a lo máximo de mí ser, me llevan al cielo... a ese cielo naranja.
El cielo naranja que da paso a la lluvia.
Siento una mezcla de olores interminables, que llegan más allá de mi nariz y se cuelan en mis profundos sentidos, mezcla suave y sutil. Me encuentro con un olor a café recién salido de una máquina, con su espuma y su leche cortada, qué suave y delicioso sentido. Mi nariz llega a lo más profundo de los olores. En mi búsqueda llego a un preciso olor a vainilla, no de aquella concentrada sino de aquella precisa, que se une a justa medida con sus demás concentrados; ese olor que cuando cierro los ojos llegas un lugar cómodo y lejano. La hazaña continúa, más adelante, con la unión de las rojas y fervientes frutillas junto a las papayas llenas de un trópico deseado. Exquisito sabor, exquisita sensación. Siento que vuelo en olores, olores que la gente siente, explora y no aprovecha.
Da paso a un cítrico y ácido, sin embargo, gustoso olor a limón, sólo ese olor te puede generar un sentimiento de amor y odio. Limón, que necesita de compañía para ser una mezcla perfecta, aunque solo puede ser un gusto exquisito al paladar. Al paladar conocedor de lo exótico y misterioso.
Hay cosas que están ahí y la gente nunca las ve ni las siente, pero están ahí. Son olores, gustos que me llevan a un cielo anaranjado.
Llega un concentrado olor a miel, de esos inconscientes que se pasan de concentrados y sólo genera un excesivo en mi nariz, aun así apreciable olor. Se lo lleva un ordinario e irreverente olor a
El cielo sigue naranja.
Los olores me llevan a lo máximo de mí ser, me llevan al cielo... a ese cielo naranja.
El cielo naranja que da paso a la lluvia.
Nunca me canso de leerte juanjo, me fascinas c: <3
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