Me volví loco

Celebración de más de un año del blog: "Los mejores escritos"
jueves 14 de octubre de 2010

<< ¿Cuál es tu cara? ¿Cuántas tienes? >>

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El abrazo fue de engaño, la mirada era malvada; luego alzó su mano derecha y la aguja con el liquido fatal, liquido que adormecía, se notaba con el crepúsculo que marcaba entre el día y la noche; el aire que corría eran aires de muerte, aires de miedo, aires de almas descomunales, aires de mentira...ese aire...
Hasta que finalmente el tan esperado pinchazo se clavó en el cuello. Las risas de miedo, pena y terror estaban presentes en la atmósfera, todo lo contraponía los grandes ojos de incredulidad que sentía; lo que estaba pasando no lo podía creer y lo que vendría menos...


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El grito retumbante de mamá se pegó en todas la paredes y en todo el departamento. Jarros, flores, sillas, mesas; todo tirado. Incluso SANGRE, sangre se desparramaba por todos los rincones.
El hijo, Thomas, respiraba pero papá...; pero papá estaba muerto. La cien estaba con un orificio que cruzaba de este a oeste; de izquierda a derecha. La sangre era grotesca sólo el ojo derecho se salvaba de el río, ¡qué río! del mar de sangre que recorría el torso, piernas. Ya empezaba a salir un olor horrendo.
El orificio que había abierto la cien de papá era, obviamente, una bala. ¿La pistola?. En cuestión de segundos pensó en aquellos detalles. Nunca había sido tan fácil encontrar la pistola, se encontraba en manos del propio hijo. ¡Si!, visiblemente el hijo era el causante de la muerte del padre.
No sabia, y nunca supo, si llamar a la policía o bien ser cómplice de un crimen macabro; quizá el tiempo estaba en contra.
Thomas dio señales de comenzar a respirar más rápido, más continuo, más constante. El miedo paralizó a su madre.
Súbitamente subió su torso, como si un muerto despertara de su tumba, y dio un profundo respiro, la madre se exaltó; se aferró a la puerta (mientras su respiración se aceleró, el palpito de su corazón se podía escuchar en cada rincón del departamento) y quedó pasmada.
Thomas miró hacia todos lados preguntadose qué sucedía, vio su mano con sangre, la pistola tirada; las paredes manchadas, todo tirado. Miraba para la izquierda, derecha, centro, arriba, abajo; era un loco sin su camisa de fuerza.
Se levantó sin decir ninguna palabra, su dirección apuntaba hacia su madre, caminó hacia allá. La mamá se quedó pasmada. Su hijo, Thomas venía hacia ella.
Se acercó tanto hasta llegar a escuchar y sentir su respiración, la madre cerró los ojos.
Thomas le dijo: ¡¡Q... qu.. qué... pa... QUÉ PASÓ AQUÍ!!!
Cuando lo que pasaba era que todo recién comenzaba...


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La pieza estaba oscura, tal cual como las intenciones, con las cortinas puestas; piso alfombrado. Todo estaba deshabitado, a excepción de dos elementos: una silla al centro de la habitación y una cuerda.
Arrastró el cuerpo para la habitación, estaba todo en perfectas condiciones. La salud mental ya había sido probada antes, ahora el punto culmine sería el lavado de cerebro.
Con esfuerzo puso el cuerpo en la silla; necesitó aún más para amarrar el cuerpo.
Después que pasó el efecto del líquido por fin despertó, era la última parte del juego.
Ambos se miraron, la sorpresa fueron grandes.
La locura está en ti...
Mataste...
(MUERTE!, MUERTE!, MUERTE! , MUERTE!, MUERTE! , MUERTE!, CÁRCEL!, CÁRCEL!, PSIQUIATRA!, PSIQUIATRA!, LOQUERO!, LOQUERO!...)
Los gritos en su oreja retumbaron mientras se negaba y a la vez trataba de soltarse de la cuerda... los gritos se multiplicaron en su oído (MUERTE!, MATASTE!, CÁRCEL!, PSIQUIATRA!, LOQUERO!)
Estaba logrando su objetivo... Estaba lavando un cerebro.
No quería escuchar más (POR QUÉ LO HICISTE, POR QUÉ MATASTE!)
TÚ!, TÚ ... se escuchó desde la silla... tú.
rápidamente contra golpeó con : NO , NO , NO. TÚ, TÚ , TÚ , TÚ. MUERTE!, MATASTE!, CÁRCEL!, PSIQUIATRA!, LOQUERO!
Las aguas se calmaron cuando desde la silla dijeron: Llamen a un PSIQUIATRA, llamen a la policía, debo ir a la CÁRCEL; MATÉ...Llamen al ¡¡LOQUERO!!
Y la sonrisa apareció como la mejor de todas. Sacó un celular, marcó tres dígitos; después de un rato sacó un papel con un número y arriba con letra mayúscula decía: PSIQUIATRA. Todo estaba calculado, el plan había funcionado; logró cada punto, logró el lavado de cerebro.

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Thomas cara a cara con su madre se preguntaba qué pasaba, la mujer avanzaba hacia atrás. Thomas se devolvió hacia el cuerpo de su padre muerto; empezó a gritar qué ocurría, quién lo había matado y el llanto dejaba un sabor de locura y miedo.
Qué le hiciste a tu padre!, qué hiciste!; lo mataste... por qué!
La mamá sacó un celular y empezó a marcar a la policía, el hijo rápidamente corrió hacia ella y se lo tiró.
Yo no he matado a nadie, a nadie , a nadie...a nad...
El abrazo de la madre fue de engaño, la mirada era malvada; luego alzó su mano derecha y la aguja con el liquido fatal, liquido que adormecía, se notaba con el crepúsculo que marcaba entre el día y la noche; el aire que corría eran aires de muerte, aires de miedo, aires de almas descomunales, aires de mentira...ese aire...
Hasta que finalmente el tan esperado pinchazo se clavó en el cuello de su hijo. Las risas de miedo, pena y terror estaban presentes en la atmósfera, todo lo contraponía los grandes ojos de incredulidad de Thomas; lo que estaba pasando no lo podía creer y lo que vendría menos...
La madre dejó caer a su hijo, comenzó a reír como una loca descontrolada; Había matado a su esposo para luego dejar todo en posición y hacer creer que el hijo lo había matado, el plan perfecto.
Los próximos movimientos, el siguiente paso, se encontraba en la habitación oscura donde estaban ya en posición una silla y una cuerda...

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